domingo, 12 de enero de 2014

Mi recorrido... por lo que después sería mi vocación

La palabra "literatura" me hace sonreir. Y sé que esta afirmación puede ser para muchos desconocedores un motivo de burla. Pero no me importa, y nunca me ha importado. Y digo que nunca me ha importando porque para mí la literatura siempre ha formado parte de mi vida. 

Desde pequeña he sentido el gusto por leer y escribir. Gusto motivado por mis padres y más tarde por mis profesores, a los cuales agradeceré siempre que me mostraran un maravilloso camino que daría lugar a mi futura vocación y trabajo. Conforme fuí creciendo (y me refiero no tanto a la infancia sino más a la adolescencia) fueron pasando por mis manos libros famosos tanto de la literatura española como de la literatura universal, siempre con especial predilección por el teatro. 

Conforme iba leyendo las páginas del tercer bloque, iban pasando por mi mente los libros que a lo largo de los años he leído y releído, los libros que he comprado en mercadillos y ferias, los libros que me han regalado y los muchos libros que me quedan por leer.

Y mi reflexión va a ser eso: tratar de describir ese recorrido que me ha llevado a ser lo que soy. Y lo aseguro, no me ha resultado sencillo. Y el motivo es sobre todo que posiblemente me deje en el tintero muchos libros y momentos. Además, intentaré dar salida a algunos de esos textos para la sección de Primaria.

Lo bueno es que, al dar clase en los cursos de 3º y 4º de la ESO, en los que en el curriculo está la literatura desde la Edad Media hasta finales del siglo XX (en 3º hasta la Ilustración y a partir del Romanticismo en 4º) suelo manejar textos y libros maravillosos prácticamente todos los días. 

Mi gusto por la literatura clásica me ha venido desde siempre, y es por eso que a la literatura contemporánea la tenga bastante olvidada y sea una gran desconocedora... Pero qué le voy a hacer, mis horas del día no me dan para mucho más. 

Si pienso en la época de Primaria, no tengo recuerdo de haber leído en el colegio (o en casa) muchos libros propios de la historia de la literatura. Tan sólo me viene a la cabeza el poema de Espronceda La canción del pirata y el tostón de Platero y yo. Y con esta última obra siento ser tan drástica, pero la verdad es que me pareció en su momento un auténtico aburrimiento. Tal vez porque no nos la supieron plantear bien, o porque yo no la cogí con muchas ganas. Lo cierto es que nunca me ha apetecido volver a retomarla. Ya le decía a Rafa que si nos hubieran planteado una semana cultural como la suya, otro gallo habría cantado... Lo cierto es que ni Platero ni Juan Ramón. 

A lo largo de Secundaria, profesores como Goyo, Esteban y Olga, algunos de ellos compañeros en la actualidad, me dieron a conocer obras maravillosas, aunque a veces sólo había tiempo para leer algunos textos. 

Para no liarme ni liar al lector, lo más fácil será ir época a época analizando los libros (no creo que me acuerde de todos) que he ido leyendo y que más me han ido gustando, e intentar buscarles aplicación en Primaria, teniendo en cuenta la adaptación, que ha de mantener siempre su fidelidad al texto original.

El Cantar de Mio Cid fue lectura obligada. Y como lectura obligada, me lo leí para el examen la noche anterior al examen de forma vertical. Es decir, lo leí entero en muy poco tiempo, pero no lo disfruté. Posteriormente lo retomé y ahí ya sí que me quedé prendada de esta obra clásica del siglo XII. No me extenderé, para eso ya está la entrada anterior de la semana cultural...

Para hablar de los cuentos, como por ejemplo el de la lechera, no les vamos a poner a los alumnos la fábula de Esopo, pero sí, quizás, la que escribió Don Juan Manuel en El conde Lucanor:

(...) -Señor conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana, que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado, llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino, empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen, compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias, hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.

»Luego pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas, y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.

Así, pensando en esto, comenzó a reír con mucha alegría por su buena suerte y, riendo, riendo, se dio una palmada en la frente, la olla cayó al suelo y se rompió en mil pedazos. Doña Truhana, cuando vio la olla rota y la miel esparcida por el suelo, empezó a llorar y a lamentarse muy amargamente   porque había perdido todas las riquezas que esperaba obtener de la olla si no se hubiera roto. Así, porque puso toda su confianza en fantasías, no pudo hacer nada de lo que esperaba y deseaba tanto.(...)

Las coplas de Jorge Manrique son cortas y asequibles para los adolescentes, pero muchas de ellas se hacen complicadas para niños de Primaria, y más porque tienen temas que muchas veces ni los de 15 entienden. Pero para trabajar en un momento dado los símbolos o las comparaciones, alguna de ellas podría valer, como por ejemplo ésta: 

Nuestras vidas son los ríos
que van a dar en la mar,
  que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
  y consumir;
  allí los ríos caudales,
allí los otros medianos
  y más chicos,
allegados, son iguales
los que viven por sus manos
  y los ricos. 

Más adelante llegamos a La Celestina de Fernando de Rojas. Esta obra me la tuve que leer en Bachillerato, y me encantó. En 3º de la ESO ya nos habían hablado de ella, y habíamos visto algún vídeo de la película protagonizada por una joven Penélope Cruz. Pero no fue hasta un par de años después cuando la leí. Y recuerdo que me gustó mucho. No es una obra apropiada para niños, pero siempre se puede sacar algo de las obras clásicas. Por ejemplo, cuando hablamos de la descripción y los textos descriptivos en Primaria, la figura de la Celestina me parece un ejemplo brillante (junto con el rey de la descripción Quevedo, al que llegaré más adelante) y también las descripciones de Melibea y Calisto. E incluso, y como curiosidad, les podemos decir que fue impresa en Burgos por Fadrique de Basilea allá por el año 1499 (siempre tiro para la tierra...).

Descripción de Melibea...


Comienzo por los cabellos. ¿Ves tú las madejas del oro delgado que hilan en Arabia? Más lindos son y no resplandecen menos. Su longura hasta el postrero asiento de sus pies, después peinados y atados con la delgada cuerda, como ella se los pone, no ha más menester para convertir los hombres en piedras.

Los ojos verdes rasgados, las pestañas luengas, las cejas delgadas y alzadas, la nariz mediana, la boca pequeña, los dientes menudos y blancos, los labios colorados y grosezuelos, el torno del rostro poco más luengo que redondo, el pecho alto, ¿quién te la podría figurar? La tez lisa, lustrosa, el cuero suyo oscurece la nieve, la color mezclada, cual ella la escogió para sí.

Las manos pequeñas en mediana manera, de dulce carne acompañadas; los dedos luengos; las uñas en ellos largas y coloradas, que parecen rubíes entre perlas. Aquella proporción, que ver yo no pude, no sin duda, por el bulto de fuera juzgo incomparablemente ser mejor que la que Paris juzgó entre las tres diosas.

A caballo entre la Edad Media y los Siglos de Oro está el siglo XVI, en el cual aparecen dos obras maravillosas de la literatura española y universal: El lazarillo de Tormes y Don Quijote de la Mancha, de la novela picaresca uno y parodia de los libros de caballerías. El lazarillo me lo leí con 15 años, es cortito y sencillo de entender, y por supuesto, podría emplearse en los últimos cursos de la Primaria. El Quijote ya me lo he leído de adulta, y por supuesto, me ha parecido sublime. Algunos fragmentos sí que se podrían emplear en Primaria, y más porque cuanto antes comiencen a conocer a los genios de la literatura española, mejor.

(...) Salimos de Salamanca, y, llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego, mandome que llegase cerca del animal, y, alli puesto me dijo:
-Lázaro, llega al oido a este toro y oiras gran ruido dentro de él.
Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenia la cabesa par de la piedra afirmó recio la mano y diome gran calabaza en el diablo del toro, que mas de tres dia me duro el dolor de la cornada, y dijome:
-Necio, aprende, que el mozo del ciego un punto ha de saber mas que el diablo. (...)


(...)En esto, descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

–La aventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubrieron treinta, o poco más desaforados gigantes, con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer, que ésta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.

–¿Qué gigantes? –dijo Sancho Panza.
–Aquellos que allí ves –respondió su amo– de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas.
–Mire vuestra merced –respondió Sancho– que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.
–Bien parece –respondió don Quijote– que no estás cursado en esto de las aventuras: ellos son gigantes; y si tienes miedo, quítate de ahí, y ponte en oración en el espacio que yo voy a entrar con ellos en fiera y desigual batalla. (...)


Y así, poco a poco, llegamos a los Siglos de Oro: el Renacimiento y el Barroco (mi época literaria favorita, junto con la generación del 27). La literatura del Renacimiento, con Garcilaso a la cabeza, la considero muy complicada, con lo que inviable para niños, pero hay textos del Barroco que podemos aprovechar. Mi devoción por el siglo XVII me hacen ser del todo imparcial, y más teniendo a Quevedo (Góngora no me gusta tanto, pero va por gustos), Lope de Vega o Calderón de la Barca. Si alguien me pregunta por mis libros favoritos, respondería dos nombres sin pensarlo: uno es Cumbres borrascosas, de Emlily Bronte, y el otro, La vida es sueño, de Calderón. Y poemas de Quevedo... innumerables. También soy fan de Lope de Vega, por supuesto, y son muchas las obras suyas que he leído y visto representadas. En la universidad fui Laurencia en Fuenteovejuna, Incluso puedo llegar a recomendar la película de Lope, llegado el momento. 

¿Para los niños de Primaria? No deja de ser una simple anécdota la lucha literaria entre Góngora y Quevedo, pero... a la hora de hablar de la descripción, como decíamos anteriormente, el poema de A una nariz nos viene como anillo al dedo. Eso sí, tiene muchas expresiones complejas que hay que trabajar y explicar a los alumnos. Incluso se podría ilustrar cada verso del poema...

  Érase un hombre a una nariz pegado,
érase una nariz superlativa,
érase una nariz sayón y escriba,
érase un peje espada muy barbado.

                       Era un reloj de sol mal encarado,                   
érase una alquitara pensativa,
érase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

  Érase un espolón de una galera,
                           érase una pirámide de Egipto,                         
las doce Tribus de narices era.

  Érase un naricísimo infinito,
muchísimo nariz, nariz tan fiera
que en la cara de Anás fuera delito.

Y, aunque totalmente inviable para niños de Primaria, no puedo dejar esta entrada sin poner uno de mis fragmentos de La vida es sueño de Calderón de la Barca:

Sueña el rey que es rey, y vive
con este engaño mandando,
disponiendo y gobernando;
y este aplauso, que recibe
prestado, en el viento escribe,
y en cenizas le convierte
la muerte, ¡desdicha fuerte!
¿Que hay quien intente reinar,
viendo que ha de despertar
en el sueño de la muerte?
Sueña el rico en su riqueza,
que más cuidados le ofrece;
sueña el pobre que padece
su miseria y su pobreza;
sueña el que a medrar empieza,
sueña el que afana y pretende,
sueña el que agravia y ofende,
y en el mundo, en conclusión,
todos sueñan lo que son,
aunque ninguno lo entiende.

Yo sueño que estoy aquí
destas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño:
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

 De la Ilustración o siglo de las Luces no considero apropiada ninguna obra para Primaria, ya que sobre todo lo que tenemos son ensayos y prosa didáctica. Lo único que podría salvar son las fábulas de Samaniego, sencillas y fáciles de entender. 


 La cigarra y la hormiga

Cantando la Cigarra
pasó el verano entero,
sin hacer provisiones
allá para el invierno;
los fríos la obligaron
a guardar el silencio
y a acogerse al abrigo
de su estrecho aposento.
Viose desproveída
del precioso sustento:
sin mosca, sin gusano,
sin trigo, sin centeno.

Habitaba la Hormiga
allí tabique en medio,
y con mil expresiones
de atención y respeto
la dijo: «Doña Hormiga,
pues que en vuestro granero
sobran las provisiones
para vuestro alimento,
prestad alguna cosa
con que viva este invierno
esta triste cigarra,
que alegre en otro tiempo,
nunca conoció el daño,
nunca supo temerlo.
No dudéis en prestarme;
que fielmente prometo
pagaros con ganancias,
por el nombre que tengo.»

La codiciosa hormiga
respondió con denuedo,
ocultando a la espalda
las llaves del granero:
«¡Yo prestar lo que gano
con un trabajo inmenso!
Dime, pues, holgazana,
¿qué has hecho en el buen tiempo?»
«Yo, dijo la Cigarra,
a todo pasajero
cantaba alegremente,
sin cesar ni un momento.»
«¡Hola! ¿conque cantabas
cuando yo andaba al remo?
Pues ahora, que yo como,
baila, pese a tu cuerpo.»
 
El siglo XIX es un siglo en el que conviven varios movimientos literarios: el Romanticismo, Posromanticismo, Realismo, Naturalismo, y finaliza con 1898 entrando ya el Modernismo y los escritores finiseculares. 

De estas épocas literarias, son varios los escritores que aparecen, como por ejemplo el Duque de Rivas (con Don Álvaro o la fuerza del sino, con la que comienza el Romanticismo en España), Zorrilla con su Don Juan Tenorio, Larra con sus muchos artículos periodísticos, reflejo de la sociedad española del momento, y poetas como Espronceda. De todos estos autores, en mi humilde opinión, sólo creo que se pueda utilizar en Primaria alguno de los poemas de Espronceda, y no tanto los del Canto a Teresa, sino sus canciones, destacando La canción del pirata, conocida por todos y versionada por el grupo Tierra Santa:


Y con el posromanticismo, Bécquer y sus Rimas y Leyendas son parte de mi amor hacia la literatura. Algunas de sus rimas se podrían emplear en Primaria cuando se explican, de forma inicial, las diferentes figuras retóricas y se trabaja la poesía. 

Tu pupila es azul, y cuando ríes
su claridad suave me recuerda
el trémulo fulgor de la mañana
que en el mar se refleja.

Tu pupila es azul, y cuando lloras
las transparentes lágrimas en ella
se me figuran gotas de rocío
sobre una violeta.

Tu pupila es azul, y si en su fondo
como un punto de luz radia una idea,
me parece en el cielo de la tarde
¡una perdida estrella! 

Realismo y Naturalismo nunca fueron santo de mi devoción, y tampoco considero sus obras apropiadas para los niños de Primaria. 

Si nos acercamos al grupo del 98 y a la generación del 27, ya dije anteriormente que, junto con el Barroco, están mis autores favoritos. Desde Machado y Pío Baroja, pasando por Alberti, Lorca o Salinas. Cada uno tiene una forma de escribir maravillosa, y no podría quedarme con un solo poema u obra. Si bien es cierto que para los niños de Primaria pueden ser algo complicados. Aunque no nos olvidemos de mi querido Juan Ramón Jiménez con su burrito Platero, el cual sí que se lee en esta etapa. 


Alberti

El mar. La mar.
El mar. ¡Sólo la mar!

¿Por qué me trajiste, padre,
a la ciudad?

¿Por qué me desenterraste
del mar?

En sueños, la marejada
me tira del corazón.
Se lo quisiera llevar.

Padre, ¿por qué me trajiste
acá?

A partir de la posguerra, son varios los autores cuyas obras han caído por mis manos, y a muchos les admiro, como por ejemplo Cela, Jardiel Poncela o Blas de Otero. Las obras de Jardiel sí que se podrían adaptar, ya lo ha planteado Mónica en su blog. Y algunos poemas de Blas de Otero o descripciones tremendistas de Cela también se pueden emplear en Primaria. 

En general, considero fundamentales las adaptaciones cuando son textos complicados, y explicar bien cada uno de los textos que se les den a los alumnos, pues para sus edades creo que hay textos y autores brillantes con los que se puede trabajar, y dejar la literatura clásica para cursos más elevados, en los que el alumno tiene más capacidad para comprenderlos. Aun así, como futuros docentes de Primaria, es fundamental el trabajo previo de selección y adaptación (si es necesario) por parte del profesor, y adecuar la edad a los alumnos. 


Algunas páginas web de interés

Encontraréis numerosos recursos para emplear en Primaria sobre el Cid en la entrada anterior. 

www.ciudadseva.com Se trata de una fantástica web que contiene casi todos los textos de la literatura universal. Digo casi todos porque no sé si le faltará alguno (que posiblemente sí), pero a mí todavía no me ha fallado.

www.materialesdelengua.org Web con recursos sobre lengua, literatura, actividades interactivas, webquest...





1 comentario:

  1. Tu artículo es un despliegue de emociones y de conocimientos ya consolidados, aunque creo que has dejado de lado algunas de las cuestiones planteadas en el módulo que son prioritarias. El objetivo del trabajo con la literatura clásica en primaria no es el mismo que en secundaria y has hecho muy poca referencia a este hecho y, sobre todo, al cómo, cuándo y por qué acercar estos textos y estos autores a niños en cuyo currículo no aparecen.
    Puedo estar de acuerdo con el uso de adaptaciones en secundaria porque si el currículo obliga en esta etapa a conocer un autor o una obra COMPLETA y esta no es adecuada ni comprensible para los chicos, deberemos encontrar fórmulas para hacerlo. No lo comparto, sin embargo, si nadie obliga a leer la obra. Los fragmentos, los poemas... debes leerse tal y como los escribió el autor y el profesor es el mediador que acercará a los niños a la comprensión denotativa y connotativa del textos.

    Y no puedo estar de acuerdo en el uso de adaptaciones en primaria porque no es contenido obligatorio y, si nos animamos a ponerlos en contacto con un estilo literario ¡qué menos que escuchen o lean ese estilo y no el de un adaptador!
    Este punto está explicado en el módulo docente.

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